martes, 9 de diciembre de 2014

Día 71. Baldosa

Una baldosa es una losa o loseta manufacturada, fabricada en diferentes tipos y técnicas de cerámica, así como en piedra, corcho, vidrio, metal, plástico, etc.

Primitivamente se llamó baldosa al ladrillo cuadrado y fino, de forma rectangular ó poligonal y de distintos tamaños, usado para pavimentos. En arqueología se define como ladrillo poco grueso o azulejo para cubrir suelos y paredes, y por lo general de superficie pulida. En el campo lingüístico, Corominas lo supone derivado de piedra baldosa o «ladrillo superpuesto», por oposición a la piedra natural que conformara una superficie habitable.

Historia
El embaldosado o proceso de cubrir superficies con baldosa, tiene una larga tradición arqueológica y artística en interiores y una presencia distintiva en la arquitectura urbana (calles, plazas, aceras, parques, escalinatas, etc.).

Baldosas cerámicas

Las baldosas de barro cocido más antiguas datan de la Babilonia del siglo IX a. C. Haciendo abstracción de lo que pudo ofrecer en este campo el Lejano Oriente y siguiendo las grandes culturas occidentales, hay que mencionar la gran industria romana de baldosas de terracota, técnica y uso que quedaron en estado latente hasta que los árabes los reintrodujeron en la península ibérica. Los imperativos de austeridad del Corán estimularían la creación de deslumbrantes diseños geométricos en los suelos y las paredes de los palacios reales y las mezquitas de Al-Ándalus.

El barro cocido con barniz al estaño también es una técnica originada en Oriente Medio. Después de cocida, la baldosa se cubría con barniz blanco y se decoraba con pigmentos antes de cocerla de nuevo para lograr una superficie brillante. A su vez, la mayólica italiana se considera una versión europea de esta técnica.

El formato típico de las baldosas de terracota hechas a mano era un cuadrado de 25 cm de lado. Con la industrialización, las opciones uniformes como las baldosas sin vitrificar sustituyeron a las fabricadas a mano. En época muy reciente, el gusto por formas de decoración naturales, más auténticas, ha recuperado la fabricación artesanal. No obstante, las históricas baldosas de terracota, clásicas, austeras, elegantes, se utilizan casi exclusivamente para la pavimentación de suelos, en tanto que la baldosa vidriada, con su variedad de colores, estilos y diseños, acapara la mayor parte del mercado. Ya desde finales del siglo XX, siguiendo los imperativos de la comodidad, las baldosas de fácil limpieza y mantenimiento se impusieron sobre los criterios estéticos. Sin embargo, la baldosa pequeña, el mosaico, ha experimentado un resurgimiento en los últimos años.

La historia de la pintura flamenca en los siglos XVII y XVII es rica en documentación visual sobre los gustos y, en consecuencia, el volumen de producción, en materia de solería. El modelo básico y más popular era el jaquelado, un viejo diseño renacentista que los comerciantes flamencos importaron de Italia.

Ya en el umbral del siglo XVII, la potencia industrial y comercial de la porcelana de Delften los Países Bajos, desarrolló en el universo de la baldosa una colección de diseños azules y blancos de inspiración oriental. Las piezas se hicieron más finas y delicadas. Técnicamente, se introdujo un tipo de ornamentación con líneas de color púrpura de manganeso sobre la arcilla antes de que alcanzara el estado biscuit y luego se aplicaba un azul bajo cubierta. Finalmente se cubría todo con un barniz de plomo y estaño.

Otros materiales

Si bien la mayoría de los solados antiguos eran de baldosa cerámica, a veces también se encuentran embaldosados de otros materiales, especialmente piedra.

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