martes, 2 de diciembre de 2014

Día 64. Piratería en Campeche

La posición de Campeche en el Golfo de México la convirtió en el principal puerto de la península de Yucatán, destacando como punto de enlace con el extranjero, lo que permitió el auge económico y el crecimiento de la población. De ahí salieron desde tempranos tiempos coloniales cargamentos del llamado palo de Campeche, también conocido como "palo de tinte", producto autóctono de la región que daría lugar a grandes haciendas, entre las que se cuentan, Uayamón, Xanabchakán y Mucuychacán, por mencionar tres de ellas, y también de sal. El puerto de Campeche adquirió fama también por su industria de astilleros.

El monopolio comercial de España, implantado por la Casa de Contratación de Indias a sus colonias, que les prohibía comerciar incluso entre ellas y con otras naciones, propició prácticas ilegales como la piratería. Una de las medidas para frenarlas fue la promulgada en 1616 por el Alcalde Mayor de Yucatán Luis de Céspedes y Oviedo, que implicó la creación de una licencia sobre el corte y el comercio del palo de Campeche, así como nuevos impuestos. Esta primera medida fue insuficiente y contraproducente, pues lejos de abatir la piratería, la fomentó. En 1629, el Rey de España Felipe IV creó una armada guardacostas para proteger el comercio, pero esta medida tampoco dio los resultados esperados, como tampoco los dio la guarnición militar para proteger la ciudad que implantara el Alcalde Centeno Maldonado. Las constantes presiones por parte de otras naciones europeas y las continuas revueltas en sus posiciones neerlandesas imposibilitaron la adopción de nuevas medidas en contra de la piratería, que continuaba en apogeo.

Entre los piratas más célebres que atracaron en Campeche están Francis Drake, John Hawkins, Laurens de Graaf, Cornelius Jol, Jacobo Jackson, Jean Lafitte, Michel de Grandmont, Bartolomé Portugués, William Parker, Jean David Nau, Edward Mansvelt, Henry Morgan, Lewis Scott y Roche Brasiliano.

El 27 de enero de 1661 se presentó en el puerto de San Francisco de Campeche una flotilla de filibusteros y, aunque no desembarcó, saqueó dos fragatas de comercio, bien cargadas, que apenas arribaron y luego se retiraron tranquilamente, sin ser perseguidos, pues ese día no hubo en la bahía barco armado capaz de darle caza. El jefe de esta expedición filibustera se llamó Henry Morgan.

Un pirata muy temido en la villa de Campeche fue Laurens de Graaf o Lorencillo, que era holandés y había servido al rey de España combatiendo a filibusteros. Pero luego se dedicó él también a la piratería. En 1672 atacó y tomo la villa de Campeche y otros veinte pueblos de la zona. Estuvo dos meses y capturó tantos prisioneros y robó tantas joyas y piezas de plata que colmaron la carga de su nave. fue perseguido por tres fragatas españolas con cañones. El pirata esquivó los ataques, arrojó al mar toda la carga para que la nave lograse mayor velocidad y, con viento a favor, se alejó velozmente.

Otro pirata fue El Olonés cuyo verdadero nombre era Jean David Nau. Cometió innumerables y famosas tropelías contra las colonias españolas de tierra firme. En una terrible tormenta, perdió su barco en las costas de Campeche. Todos los hombres fueron salvados, pero, llegando a tierra, los españoles les persiguieron matando a la mayor parte, e hiriendo también al Olonés. No sabiendo éste como escapar, pensó en salvar su vida por medio de una estratagema: tomó varios puñados de arena y mezclándola con la sangre de sus propias heridas se embadurnó la cara y otras partes del cuerpo. Entonces, ocultándose con gran destreza entre los muertos, permaneció inmóvil hasta que los españoles se marcharon del campo de la lucha. Ya que se habían ido, se retiró al bosque, vendó sus heridas y las cuidó hasta sanar y entonces se dirigió a la Ciudad de Campeche perfectamente disfrazado. En la ciudad habló con ciertos esclavos a los que prometió libertad en caso de que le obedecieran. Ellos aceptaron sus promesas y robándose de noche una canoa, se lanzaron al mar con el olonés.

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